El código ético empresarial

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¿Qué funciones tiene el Código Ético en la organización?

El Código Ético establece los principios fundamentales, valores y normas de conducta que se configuran como patrones de comportamiento para todos los profesionales de la empresa y organización y, asimismo, para cualesquiera otros terceros que se relacionan con ésta (proveedores, colaboradores, partners o socios de negocio, etc.).

El Código Ético, por tanto, debe guiar las actuaciones y la toma de decisiones de todos los profesionales y colaboradores de la empresa u organización, reflejando el criterio de la misma, de sus socios y de sus Órganos de Administración y Gobierno.

¿Cómo podemos elaborar un código ético para una empresa?

IDBO Compliance elabora el Código Ético de las empresas y organizaciones sobre la base de un previo análisis de riesgos, en el cual se tendrán en cuenta particularidades tales como el sector de actividad, la estructura de la empresa, el número de empleados, el nivel de facturación o el volumen de activos.

Asimismo, será fundamental analizar ciertos aspectos relativos al desarrollo de la propia actividad, como la realización de la misma en diversas geografías, la formalización de contratos con las Administraciones Públicas, el sometimiento a organismos supervisores, la aplicación de normativa sectorial específica, etc.

¿Es necesario establecer un código ético en la empresa?

El establecimiento de un Código Ético en las empresas y organizaciones es una necesidad imperiosa que resulta fundamental para la protección legal y reputacional de las mismas y, por supuesto, para reforzar su competitividad y su posición en los mercados.

De hecho, representa la norma marco y el punto de partida para desarrollar los demás procesos, políticas y protocolos internos, los cuales deberán estar acordes en todo momento con los principios, valores y normas de conducta en él establecidos.

¿Qué ventajas y beneficios tiene implementar un código ético?

La adopción de un Código Ético por parte de las empresas y organizaciones tiene numerosas ventajas y beneficios.

 

Desde un punto de vista reputacional, el Código Ético supone el compromiso público de las mismas para llevar a cabo sus actividades de una manera ética, lo cual tiene una repercusión directa en la protección de su marca e imagen.

 

En este sentido, la reputación es uno de los activos intangibles de mayor valor para cualquier organización, por lo que su protección es fundamental para garantizar la fidelidad de sus clientes, la confianza de sus proveedores, colaboradores, partners o socios de negocio y la credibilidad ante las entidades financieras, los inversores, los gobiernos, las Administraciones Públicas y la sociedad en su conjunto.

 

El deterioro de la imagen de una empresa u organización por una conducta poco ética o por un escándalo puede tener consecuencias mucho más negativas que, incluso, las derivadas de las sanciones impuestas por incumplimientos legales o normativos.

 

Por ello, cada vez es más frecuente que las empresas y organizaciones solo establezcan vínculos con aquellas otras que se hayan comprometido firmemente con el desarrollo de una cultura ética y que estén alineadas con sus valores y principios.

 

Asimismo, el Código Ético refuerza la posibilidad de actuar como proveedor de otras empresas y favorece la posición en las licitaciones y procedimientos de contratación con las Administraciones Públicas.

 

Por supuesto, la implantación del Código Ético y del Programa de Compliance en conjunto puede evitar la imposición de sanciones legales de diversa índole, no solo multas económicas, sino también disolución de la empresa u organización, suspensión de actividades, clausura de locales o establecimientos, prohibición de realizar en el futuro las mismas actividades, intervención judicial o inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con el sector público o para gozar de beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social.

 

Por otro lado, el establecimiento del Código Ético y su configuración como la norma de máximo nivel en el ámbito interno de las organizaciones, favorecerá la eficiencia y la gestión interna, en la medida en que se creará una jerarquía normativa de carácter organizado y de ámbito piramidal.

 

En resumen y, como consecuencia de todo lo anterior, la adopción del Código Ético implica en última instancia una clara mejora en la competitividad de las empresas y organizaciones, así como en su posición en los mercados, lo que repercutirá de manera directa en el aumento de sus beneficios y en la protección de su reputación.

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Problemas de no disponer de un código ético

Las empresas y organizaciones que decidan no adoptar un Código Ético estarán completamente expuestas a la posibilidad de tener que hacer frente a sanciones legales de diversa índole, sin perjuicio del más que probable deterioro de su imagen, marca y reputación.

Por otro lado, podrán perder numerosas oportunidades de negocio y se verán privadas de la posibilidad de establecer relaciones y vínculos con determinados proveedores y con las Administraciones Públicas.

Asimismo, podrán ver restringido el acceso a la financiación, en la medida en que la falta de compromiso con la ética sería un obstáculo para la credibilidad ante las entidades financieras.